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actividad física en personas mayores

Actividad física en personas mayores

El ejercicio y la actividad física son esenciales a cualquier edad, pero en el caso de las personas mayores, resulta fundamental para conseguir una adecuada calidad de vida; es lo que se denomina envejecimiento activo.

Este tipo de mantenimiento ayuda, no solo contribuye a cuidar de la salud física, sino también aspectos psicológicos, cognitivos y sociales de las personas que lo practican. Además, combate el sedentarismo, uno de los principales problemas de salud pública en todos los grupos de edad.

La práctica habitual de actividad física reduce el riesgo de muerte temprana, enfermedades cardiovasculares, ictus… También mejora la agilidad, evitando caídas y lesiones que, en este grupo de edad, están directamente relacionados con la pérdida progresiva de autonomía y deterioro físico.

La integración de la actividad física en la rutina diaria es clave. Pequeños cambios como usar las escaleras en lugar del ascensor o caminar a destinos cercanos resulta muy beneficioso. Además, también se pueden realizar ejercicios simples en casa, como cuando se ve la televisión.

EJERCICIOS RECOMENDADOS

Los ejercicios que desde Contigo en tu Casa te recomendamos practicar se dividen en 3 grupos:

  • Ejercicios aeróbicos: actividad aeróbica moderada para mejorar la flexibilidad y la resistencia como caminatas al aire libre de entre 10 y 30 minutos al día o clases en grupo como el aquagym, que tiene un riesgo mínimo de lesión.
  • Ejercicios de flexibilidad: Actividades como la danza, el yoga y el pilates mejoran la flexibilidad, promueven la salud cardíaca y reducen la tensión muscular
  • Ejercicios de equilibrio: perfectos para realizar en la comodidad del hogar y favorecer el equilibrio y la estabilidad como levantarse y sentarse de una silla sin usar las manos, pararse en un solo pie sin apoyarse en ningún lado…

RECOMENDACIONES FINALES

A pesar de los beneficios evidentes, la actividad física en personas mayores debe llevarse a cabo con precaución y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud. Un médico debe recomendar las prácticas y las frecuencias más adecuadas para cada caso y controlar la evolución y desarrollo del paciente.

Además, dado que este grupo poblacional no suele regirse por un horario laboral, es importante establecer rutinas que les ayuden a no procrastinar ni dejar ningún paso atrás.

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